De la abundancia de tus ojos trabajará tu mano

Vieron ese versículo en Lucas que dice: “de la abundancia del corazón habla la boca”. Se refiere a que cada cosa que decimos es resultado de lo que incorporamos en nuestro corazón. Cada cosa que guardamos ahí, ya sea rencor, perdón, amor, u odio, cualquier cosa que esté ahí es lo que va a terminar saliendo por nuestra boca y resultará en el tipo de conversaciones que tengamos, y las actividades que realicemos.
Lo mismo ocurre con nuestro trabajo. Por lo general, los diseñadores, somos personas muy visuales, y nos gusta alimentarnos de trabajos de otros. Pero no siempre es el caso.

Rodearse de gente que es superior a nosotros, tanto espiritualmente como profesionalmente es un principio muy bueno para crecer en nuestra vida.
Cuando uno quiere crecer en el conocimiento de Cristo, una de las cosas que es aconsejable hacer es rodearnos de personas que estén en la misma búsqueda, así nos edificamos los unos a los otros.
Rodearnos de personas que compartan nuestro idioma, y con las que podamos compartir trabajos, experiencias y consejos, es un ambiente propicio para el crecimiento.
Ver trabajos de otros, permitir que otros vean nuestros trabajos nos estimula y ayuda a cambiar, aprender y crecer.
Colaborar con otros en distintos proyectos, ser voluntarios y ofrecernos para ayudar en alguna iniciativa, simplemente estar presente en y compartir tiempo con otra gente que se dedique a lo mismo que nosotros alimenta el conocimiento y ayuda a tener mayor variedad de técnicas, y también ayuda a definirnos más en nuestro propio estiilo.
Ver otros trabajos, siempre con una actitud edificante y dispuesto a aprender, es de gran beneficio para nuestro trabajo.
Rodearnos de gente que concideramos superior a veces puede ser un poco incómodo. Por lo general estar en esos círculos nos expone a tomar desiciones, nos confrontan con nuestras propias falencias y nos vuelven concientes de todo lo que nos falta aprender. Es acá donde la auto-crítica, la paciencia y la mansedumbre son indispensables. Es importante conocer quienes somos, cuales son nuestras fuerzas, y cuales son nuestras fallas y avanzar en base a eso, con la meta clara, y entendiendo de que todo es parte de un propósito y de un proceso.
Si algo no nos sale, volvamos a intentarlo. Si vemos un trabajo que es superior al nuestro, analicemos que es lo que lo hace mejor, e intentemos replicarlo e incorporar esas características en nuestro trabajo, en nuestra vida. No dejemos que el ver otros trabajos nos desmotive, todo lo contrario, cobremos confianza y ánimo en que hay mucho que hacer todavía y que hay otras posibilidades, y alegremonos en la diversidad y variedad de soluciones.

Con todas tus técnicas

En Mateo 1: 1 Jesús está caminando por una calle, y se le acerca un hombre y le pide que sane a s hijo, que está enfermo en su casa. Jesus le contesta: “por tu fé será hecho”, el hijo, a distancia, fue sanado.
En otro momento Jesús sentado en un poso de agua le habla a una mujer samaritana como leyendo su corazón, y la mujer samaritana lo reconoce como Señor.
En otra oportunidad Jesús alimenta a una gran multitud con solo tres panes y dos peces, multiplicandolos en unas canastas.
En otra ocación Jesús sana a un ciego escupiendo en la tierra y haciendo barro que luego puso sobre los ojos del ciego, y fue sano.
Claramente el Señor se manejaba de maneras distintas, tenía lo que parece ser diferentes formas de resolver problemas similares. Parecía que no tenía una regla escrita, sino que cada una de sus soluciones era la indicada para ese momento.

Nosotros podemos tomar la misma actitud y entender que cada cosa que hacemos requiere de una forma especial y particular. Que no hay una formula que funcione para todos los casos, siempre igual. Sino que tenemos que ser sensibles a la situación y entender lo que requiere.

Pero acá hay algo que importa notar. La “habilidad” de Jesús para reaccionar de esa manera, venía de su relación con Dios, no solamente en ese momento, sino de toda su experiencia y conocimiento que él tenía del Padre. Su capacidad para aplicar distintas técnicas se basaba en su experiencia, su conocimiento del poder de Dios, y su sabiduría. Era toda una vida dedicada a seguir y obedecer a Dios lo que lo habilitaba para poder reaccionar así.

En este punto Cristo nos enseña la importancia de estar capacitados, de seguir un camino, de escuchar la vos del maestro y saber que hacer, y donde hacerlo, y como hacerlo. Nos enseña que para ser un buen cristiano tenemos que escuchar la vos de Dios todo el tiempo. Que para ser un buen carpintero tenemos que observar al maestro, y que para hacer un buen diseñador, debemos aprender y mejorar nuestra técnica. Siempre queriendo ser mejores, siempre aprendiendo cosas que no sabemos. Estudiando lo que necesitamos, perfeccionando nuestro conocimiento, poniendo a prueba nuestros resultados.

Dios nos dio capacidades para que las desarrollemos y las utilicemos.
Seamos hábiles y observemos al maestro, capacitemonos en nuestras tareas, eamos buenos administradores de los recursos que Dios nos dió, y utilicemos todas las técnicas que nos han sido reveladas para hacer nuestro trabajo más eficaz y apto para la tarea.

Con todas tus fuentes

Si hay una historia que me gusta recordar, es la de el arca de Noe. Me gusta poder imaginar ese lugar, todo de madera, con tanta variedad de animales en un mismo lugar.
Si hablamos de variedad y de cantidad de elementos, la creación es el compendio más grande y variado de objetos que podamos conocer.
La cantidad de animales que hay, la cantidad de platas que hay, elementos, climas, estados de ánimo, todo es variado. Y a la vez todo tan único.
Diseñar con todas tus fuentes es una alegoría a la variedad. Una ayuda de memoria para recordarnos que el mismo creador diseño de forma variada, y aunque podemos encontrar claramente un patron en sus diseños:

Fotos

También podemos ver lo distinto y variado de su creación.

Fotos

Eso es, no solo una gran fuente de inspiración, sino también un incentivo a la hora de emprender un proyecto.
Acá es donde tenemos que ser valientes, y animarnos a hacer cosas que salen de nuestra “comodidad”. Probar con formatos nuevos, con fuentes nuevas, con objetos diferentes, con paletas distintas. Animarnos a ser diversos y a adaptar nuestro diseño a la audiencia que lo va a leer, y no al reves.
La creación está llena de ejemplos de adaptación, y nosotros tenemos esa posibilidad también en cada cosa que hacemos.
Una vez que nos hemos dedicado y comprometido con nuestro proyecto, y que hemos conocido lo que necesita, entonces podemos empezar a probar soluciones, y encontrar variantes a lo que se nos ocurre.
Utilizá un juego de fuentes que nunca usas, utilizá todo lo que tenés a tu alcanze para hacer que tu diseño funcione. Juntante con otra gente, pedí opiniones, trabajá en equipo. Sali afuera un rato, mirá otras cosas. Utilizá todo lo que tengas a tu alcance. No te limites. El Señor tu Dios ha sido infinitamente amplio en su creación. Permitite seguirlo en esta area también.

Con toda tu dedicación

Diseñar con dedicación (como muestra el título) es algo que Cristo nos ha enseñado bien en su vida. Dedicar nuestro esfuerzo y tareas a un objetivo, tener claro ese objetivo, y perseverar hasta obtenerlo es una actitud digna de un cristiano, y así lo demostró Cristo a lo largo de toda su vida.
Muchas veces al empezar un proyecto, no tenemos bien en claro de que se trata, o a que público está apuntado, o quien lo va a leer, o el contexto en donde va a ser presentado.
Esta falta de información por lo general logran que perdamos el foco y terminemos diseñando algo que no cumple la función ni de comunicar, ni de solucionar el problema.
Diseñar con toda nuestra dedicación significa tener en cuenta todas las partes de nuestro proceso y dedicar tiempo a cada una de ellas.
Pensemos en como el Señor va moldeando nuestro caracter.
Primero empieza presentandose, y dandote a conocer quien es él, y quien sos vos, luego empieza mostrandote de su amor, y entrando poco a poco en tu vida, y no solo te involucra a vos, sino que también modifica como vos interactuas con otros, y tu percepción de otros. Al Señor no se le escapa nada. Él entiende lo que vivis, entiende lo que sentis. Conoce tu pasado, conoce de donde venir. Conoce donde estas todos los días, conoce tus rutinas. Conoce cada uno de tus problemas. Él está completamente dedicado a conocerte y a que vos le conozcas.
Quizás debamos aproximarnos a nuestros proyecto imitando esta actitud de nuestro creador. Conociendo bien lo que estamos haciendo, entendiendo cual es el problema que tenemos que solucionar y el contexto de lo que estamos trabajando. Entendiendo quien lo va a utilizar, cuando se va a utilizar, donde se va a utilizar. Comprometernos con el proyecto y dedicar de nuestro tiempo y de nuestras fuerzas a conocerlo y por que no, amar lo que estamos haciendo.
Dedicarse a alguien, definitivamente trae frutos. Dedicarse a un proyecto, definitivamente trae buenos resultados.

Diseñarás con toda tu dedicación, con todas tus fuentes y con todas tus técnicas

Hace miles de años, Dios nos creó con el objetivo de conocerle y de disfrutar de su creación, en donde todo lo creado, habla de él.
Al crearnos, Dios puso capacidades y talentos en nosotros. A algunos les permitió poder escribir música, a otros cantar, a otros construir, a otros dirigir, a otros liderar, etc.
A cada cual con lo suyo. Y en eso es donde encontramos diversidad y variedad.
A algunos de nosotros Dios nos dió la capacidad y el gusto por el diseño. Nos gusta diseñar, ya sea gráfica, industrial, indumentaria, plástica o lo que sea, lo que nos gusta es diseñar. Nos gusta mesclar objetos, y comunicar. Nos gusta expresar algo a través de lo que hacemos.

En Deuteronomios 6:5 la palabra de Dios dice:
“Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.”
Indicando que nuestra vida cristiana comprende de TODO lo que tenemos para seguir a Dios.
El conocer a Dios, y amar a Dios requiere de nuestro corazón, de nuestra alma y de nuestra fuerzas (nuestro cuerpo), y no solamente una parte, sino todo. Todo el corazón, todo el alma y todo nuestro cuerpo.
Hay una relación muy directa en la forma que Dios nos pide que lo amemos a él, y la forma que nosotros podemos intentar diseñar y trabajar.
El ser cristiano no es una actividad de domingo, o ni siquiera una actividad de lunes a lunes, sino una forma de vivir. Una decisión que tomamos todo el tiempo frente a cualquier reacción que tenemos. Una desición que tomamos hace tiempo cuando entendimos que Cristo es nuestro Señor. Y esta forma de vida involucra también nuestro trabajo y la forma que tenemos de encarar todos nuestros proyectos.
Muchas veces creemos que las enseñanzas de Jesús tienen que ver más con lo que hacemos el domingo en la iglesia, o como nos comportamos con aquellos que creen lo mismo que nosotros. Y hasta quizás pensamos que lo que el Señor dijo se aplica cuando queremos predicar a otros. Todas estas cosas son ciertas, pero la vida de Jesús nos indica más cosas.
Jesús fue carpintero, y de seguro la forma de trabajar que él tenía reflejaba su vida y su comunión con el padre.
Me lo imagino siendo paciente con el material, prestando atención al detalles. No dejando una tarea hasta que esté terminada. Cumpliendo con lo prometido. No dejando cosas para mañana cuando se pueden hacer hoy. Administrando bien los tiempos. Siendo flexible con los pedidos.
Y hasta siendo creativo en la forma de resolver problemas.
Quizás haya alguna que otra cosa que podamos aprender.

Y vio Dios que era bueno

En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Y a partir de ahí, y con su infinita creatividad, creó plantas, animales, muchísima variedad de todo lo que se nos ocurra. Creó animales tan extraordinarios que nos quedamos con la boca abierta al verlos:



Creo paisajes que con mirarlos nos generan sentimientos:


Creo tonos de colores que nos comunican mensajes, nos advierten de peligro, o hasta nos ayudan.

Creó patrones extrordinarios, millares de fractales, interminables series y repeticiones y hermosas texturas.

Y todo esto, con un solo propósito, que nosotros lo disfrutemos y que lo veamos a él a través de lo que él creó.
No es increible?. O sea, todo lo que vemos hoy en la creación, todas aquellas cosas que nos encantan, y que nos traen tranquilidad, y ganas de disfrutar. Todo lo que comemos (no la hamburguesa de Mc Donals eh), todo lo que respiramos, todas las frutas, todo lo que nos da esta tierra, fue creado por Dios para nosotros. Creó todo un ambiente en el que nos sintamos cómodos, todo pensado y calculado para funcionar en armonía con nosotros. Todo diseñado para sentirse bien, para funcionar bien, y para recordarlo bien.
El pasto para sentirse bien bajo nuestros pies, el agua para refrescar nuestra garganta, el aire para llenar nuestros pulmones, las frutas para deleitar nuestro paladar.
Cada cosa fue pensada y creada con pensando en como nosotros íbamos a interactuar con ellas. Un diseño totalmente orientado al usuario. Desde lo visceral (como lo sentimos cuando lo tocamos), pasando por lo funcional (la función que cumple y para la que fue creada) y hasta lo reflectivo (lo que el objeto nos aporta y como nosotros recapacitamos y meditamos sobre el objeto).
Mirando a la creación, se ve una clara intención de parte del creador, a prestarle especial atención al usuario, entender su comportamiento, y hasta crearlo de una forma que conviva y funcione de manera simple y buena con todo lo que ha creado. Claro que luego nosotros decidimos romper, destruir y mal usar todo lo que encontramos, y le damos funciones a cosas que no fueron creadas para eso, o utilizamos a destiempo las cosas, forzando sus procesos y destruyendo el equilibrio. Pero aún así, aún cuando hoy en día es muy evidente los grandes destrozos que hemos hecho como raza, aún cuando quizás salimos de nuestra casa y no vemos más que asfalto y cemento por todos lados, creo que es justamente hoy, en este momento, que pisar el pasto con la planta de nuestros pies nos pone en claro que hay un diseñador detras de esta preciosa creación, y que ese diseñador hace las cosas bien, y que casuamente es nuestro padre!, aquel padre que nos ama, y que nos creó con el propósito de que lo conozcamos a él, y vivamos con él.
De hecho, cuando vió que estábamos perdidos, envió a su hijo (a su único hijo) para que restaure nuestra relación, y no solamente para eso sino para que aprendamos de él, y vivamos con él. Hemos tenido el privilegio de ver a Cristo en la tierra, y tenemos el privilegio de recordar hoy (gracias a su palabra) como vivió, y lo que nos enseñó.
Entonces, me pregunto. Si el propósito de Dios fue crearnos para que lo conozcamos, y él es un gran diseñador, de quien mejor podemos aprender a diseñar sino del creador de todo?.
Y como podemos conocer a Dios?. Bueno, de seguro hay formas de conocer a Dios, y una de las primeras que podemos utilizar es: su palabra.
Dios ha sido tan inteligente y tan eficaz, que ha utilizado el medio más antiguo y duradero que hay para comunicar. La imprenta!
Claro que no siempre la palabra de Dios ha sido impresa, antes estaba escrita a mano. Pero de hecho, hace miles de años, cuando Dios mismo le habló cara a cara a Moises en el monte de Sion, Dios le dijo que era necesario escribir la ley para que la recordemos. Y no solamente eso, sino que Dios mismo, con su propio dedo, escribió sobre la piedra, con su propia letra, los 10 mandamientos!. Eso si que es un afiche!. Eso si que es una forma clara y simple de comunicación!.
Dos grandes tablas de piedra, y una letra fundida a fuego por el mismísimo Dios diciendo claramente lo que se tiene que hacer. No se puede ser más claro y simple que eso!
La piedra, simbolizando lo firme e inamobible de el contenido. 10 puntos, claros y bien explicados sobre que hacer. Y su misma mano, imprimiendo autoridad y poder sobre todo.
Que más?. Nada. Simple y claro.
Si el mismo Dios utilizó algo tan gráfico, de seguro nosotros podemos aprender de el primer y mejor diseñador del mundo.

Introducción

Muchas veces, como diseñadores, nos encontramos comparando nuestro trabajo con el de otros, y está bien, muchas veces en la comparación podemos sacar cosas positivas y también cosas negativas. Podemos ver que es a lo que queremos llegar e intentar entender la forma de lograrlo.
Pero no siempre los modelos con los que nos comparamos tienen procesos claros, o hasta quizás sus métodos no son tan “cristianos” como nos gustaría, y ahí caemos en pensar que ser bueno y profesional y ser cristiano, no van de la mano.
Sin embargo, no hay razón para creer que seguir a Cristo es un impedimento para nada, sino todo lo contrario, es esa libertad y claridad en la vista la que nos puede dar una mejor perspectiva y mejores resultados.