Con todas tus técnicas

En Mateo 1: 1 Jesús está caminando por una calle, y se le acerca un hombre y le pide que sane a s hijo, que está enfermo en su casa. Jesus le contesta: “por tu fé será hecho”, el hijo, a distancia, fue sanado.
En otro momento Jesús sentado en un poso de agua le habla a una mujer samaritana como leyendo su corazón, y la mujer samaritana lo reconoce como Señor.
En otra oportunidad Jesús alimenta a una gran multitud con solo tres panes y dos peces, multiplicandolos en unas canastas.
En otra ocación Jesús sana a un ciego escupiendo en la tierra y haciendo barro que luego puso sobre los ojos del ciego, y fue sano.
Claramente el Señor se manejaba de maneras distintas, tenía lo que parece ser diferentes formas de resolver problemas similares. Parecía que no tenía una regla escrita, sino que cada una de sus soluciones era la indicada para ese momento.

Nosotros podemos tomar la misma actitud y entender que cada cosa que hacemos requiere de una forma especial y particular. Que no hay una formula que funcione para todos los casos, siempre igual. Sino que tenemos que ser sensibles a la situación y entender lo que requiere.

Pero acá hay algo que importa notar. La “habilidad” de Jesús para reaccionar de esa manera, venía de su relación con Dios, no solamente en ese momento, sino de toda su experiencia y conocimiento que él tenía del Padre. Su capacidad para aplicar distintas técnicas se basaba en su experiencia, su conocimiento del poder de Dios, y su sabiduría. Era toda una vida dedicada a seguir y obedecer a Dios lo que lo habilitaba para poder reaccionar así.

En este punto Cristo nos enseña la importancia de estar capacitados, de seguir un camino, de escuchar la vos del maestro y saber que hacer, y donde hacerlo, y como hacerlo. Nos enseña que para ser un buen cristiano tenemos que escuchar la vos de Dios todo el tiempo. Que para ser un buen carpintero tenemos que observar al maestro, y que para hacer un buen diseñador, debemos aprender y mejorar nuestra técnica. Siempre queriendo ser mejores, siempre aprendiendo cosas que no sabemos. Estudiando lo que necesitamos, perfeccionando nuestro conocimiento, poniendo a prueba nuestros resultados.

Dios nos dio capacidades para que las desarrollemos y las utilicemos.
Seamos hábiles y observemos al maestro, capacitemonos en nuestras tareas, eamos buenos administradores de los recursos que Dios nos dió, y utilicemos todas las técnicas que nos han sido reveladas para hacer nuestro trabajo más eficaz y apto para la tarea.

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